URUEÑA
Desde sus almenas medievales se divisan las estribaciones de los montes Torozos
Urueña se halla en la comarca vallisoletana de Tierra de Campos, a 35 km de la monumental villa de Tordesillas.
Vista desde el llano, Urueña parece un lienzo, una paradoja envuelta en una muralla. Antes de penetrarla, uno piensa que su estampa medieval corresponde a un cascarón vacío, varado en el tiempo. El pueblo, encaramado sobre un cerro pardo, está ceñido por una muralla almenada del siglo xiv, en la que se distinguen torres, saeteras, arcos y portones. A sus pies, en el páramo que lo precede, se alza la
armoniosa ermita románica de Nuestra Señora de la Anunciada, la primera alegría de la visita.
Entramos a Urueña por la puerta del Azogue, un baluarte doble que se abre en el paseo de ronda de la muralla. En el trazado irregular de sus calles se agolpan los tejados envejecidos, la espadaña de la iglesia renacentista de Santa María del Azogue y la torre del castillo, donde estuvo presa doña María de Padilla, la mujer que amó Pedro el Cruel. Todo queda cerca, tanto que parece que podamos tocarlo con la mano. El gran acierto de este pueblo, mínimo, cuidado, pero no relamido, es su forma de conservar la arquitectura popular, integrándola en la vida del enclave castellano. Y es que, con apenas 200 habitantes, Urueña tiene un pequeño Museo de Música, una librería que es centro de tertulias y taller artístico, restaurantes y, sobre todo, el Centro Etnográfico Joaquín Díaz. Inaugurado el año 1991 por este etnógrafo y folclorista, se halla en la bella casona de la Mayorazga, del siglo XVII, que recibe a curiosos e investigadores amantes del folclore castellano.
LAS VISITAS IMPRESCINDIBLES
CENTRO ETNOGRÁFICO JOAQUÍN DÍAZ. Reúne la colección más completa y documentada de instrumentos musicales tradicionales de Castilla y León.
ERMITA DE NUESTRA SEÑORA DE LA ANUNCIADA. Esta ermita del siglo xn es uno de los pocos ejemplos de románico catalán que se conserva en estas tierras.
MUSEO DE LAS CAMPANAS. Cuenta con una treintena, la mayoría fundidas en bronce entre los siglos xv y xx, procedentes de varias iglesias castellanas.