Granjas de Peces en el Japón
Granjas de Peces en el Japón.
Una nación superpoblada se enfrenta a un nuevo reto: el nacimiento de la ganadería marina. Surgen programas novedosos que a largo plazo influirán notablemente en la solución de la escasez mundial de alimentos.
Durante siglos, el ser humano ha ¡do consumiendo los recursos que le brindaban, tanto el mar como la tierra, con gran despreocupación. Y así, en forma insensible, ha ido pasando desde su primitiva posición como eslabón en la cadena biológica, hasta la de predator de muchas otras especies, de cuya caza y pesca vive.
Mientras las necesidades alimenticias del hombre se mantuvieron dentro de ciertos límites y los recursos técnicos de que disponía para cazar y pescar fueron escasos y primitivos, todo pareció marchar bien. Específicamente, el mar, ese inmenso depósito que parecía aceptar cuanto desecho se arrojaba en él y devolver en cambio una rica provisión de peces, moluscos y crustáceos, daba la impresión de ser inagotable en sus reservas, inspirando a la humanidad una sensación de confianza excesiva. Actualmente, sin embargo, el hombre se enfrenta en este sentido a realidades que pueden convertirse en una crisis en relativamente pocos años. La población del mundo, que en 1920 alcanzaba la cifra de 2.000 millones de personas, se ha doblado desde entonces, y de mantener su actual ritmo de crecimiento, para el año 2040 se habrá cuadruplicado. Los recursos alimenticios, en cambio, no mantienen esa misma tasa de multiplicación, y muchos de ellos van disminuyendo en una forma realmente alarmante. Algunas naciones han demostrado tener más sentido de previsión que otras, y se han anticipado a esa crisis que se avecina, buscándole la solución más adecuada de acuerdo con las características de su caso particular, ya sea mediante el fortalecimiento y desarrollo de los recursos tradicionales, o abriendo nuevas posibilidades alimenticias.
Entre estas naciones previsoras está el Japón, lo cual no es de extrañar ya que este país siempre se ha caracterizado por su alta densidad demográfica —que en la actualidad alcanza la cifra de 299 habitantes por kilómetro cuadrado— que le ha creado problemas muy especiales. También son característicos del pueblo japonés su sentido de la responsabilidad, su disciplina y su espíritu de empresa, los cuales se enfrentan actualmente a una de sus más duras pruebas en su esfuerzo por implantar lo que pudiera llamarse una política alimenticia que le permita desarrollar recursos alimenticios que garanticen su subsistencia en las próximas décadas. Afortunadamente, en ese empeño
el gobierno cuenta con el respaldo más entusiasta, tanto del pueblo como de la empresa privada.
Pueblo isleño, que ha vivido toda su historia de cara al mar, y en cuya dieta los pescados y mariscos ocupan desde hace siglos un renglón fundamentil, es lógico que sus esfuerzos hayan tenido como primer objetivo extraer del mar la mayor cantidad posible de recursos alimenticios, principalmente proteínas. Esto significó en un principio un notable aumento de la explotación pesquera. Pero esta explotación, como todo, tiene su límite, y la cantidad de pescado que los mares del mundo pueden proporcionarle al Japón, aun con las técnicas más modernas, va llegando al máximo con una rapidez alarmante. El mar, al que el hombre había creído ¡limitado en recursos a través de infinidad de generaciones, está demostrando ser mucho más limitado de lo que nadie podía haber sospechado, sobre todo desde que se comenzó a aplicar la tecnología moderna a la pesca. Pero esta última, a pesar de todo, sigue siendo necesaria. Para aumentar un kilogramo de peso, una persona promedio que se alimentara sólo de pescado necesitaría consumir diez kilogramos. Y éstos a su vez, significarían que los peces han consumido diez mil kilogramos de fitoplancton, es decir, de los vegetales que viven suspendidos en el agua del mar a merced de las corrientes, y que constituyen la fuente principal de alimento para muchas especies marinas.